Mujeres

Mujeres, dones, women, femmes, frauen, mulleres, wanawake….

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Las mujeres del mundo estamos unidas por un destino que nos hace sentir mágicas y afortunadas, al mismo tiempo que se ríe de nosotras, que nos humilla y que intenta que agachemos la cabeza.

Nos han hecho creer que no podemos, que no valemos, que no somos lo que se espera de nosotras. Pero aquí estamos, fuertes y mirando a los ojos a todos aquellos que no creen en nosotras, desafiando con nuestras mejor arma: nosotras mismas

Y ¿qué pasa con aquellas miles de mujeres que no pueden alzar la voz? o ¿aquellas que ni siquiera tienen voz? Tenemos la obligación de acompañarlas, ser su voz mientras las tengan mudas y su altavoz cuando aún no sean capaces de gritar. No podemos dejar en el olvido a aquellas mujeres que a miles de kilómetros de nuestras casa son humilladas y explotadas por ser mujeres. No podemos taparnos los oídos  ante los gritos de la vecina que sufre violencia a diario. No podemos cerrar los ojos ante el acoso que está sufriendo la chica con la que viajamos en metro. No podemos, no debemos.

Tenemos la obligación de trasmitir la lucha a nuestras hijas. Nuestras hijas e hijos tendrán que recoger nuestro relevo, y  las hijas de nuestras hijas… como nosotras hemos hecho de las generaciones que nos preceden.  En 2017  las mujeres seguimos siendo cuestionadas, las mujeres seguimos cobrando menos por el mismo trabajo, las mujeres seguimos siendo «esclavas», las mujeres seguimos siendo explotadas,  las mujeres seguimos sintiendo miedo cuando volvemos a casa, las mujeres aún tenemos que gritar que nuestro cuerpo  nos pertenece …y volvemos a decir BASTA.

Debemos ayudar a nuestros hijos varones y a nuestras parejas a detectar privilegios y si es necesario acompañarlos en la renuncia. No quiero hijos que defiendan a las mujeres, quiero que convivan con las mujeres, que viajen con sus compañeras con  absoluto respeto hacia nuestras diferencias. Quiero que nuestras diferencias no sean una barrera, si no nuestro potencial.

Quiero otro mundo para mi hija y mis hijos.

Quiero un mundo donde las niñas accedan a la educación en igualdad de condiciones.

Quiero un mundo  donde a las niñas no se les exija ser guapas, ni princesas, ni unas señoritas.

Quiero un mundo donde una mujer pueda ser madre  sin renuncias

Quiero un mundo donde una mujer pueda no ser madre sin tener que dar explicaciones

Quiero un mundo donde las mujeres podamos circular sin miedo.

Quiero un mundo donde las mujeres podamos decidir sobra cada centímetro de nuestro cuerpo.

Quiero un mundo donde femenino no signifique débil

Quiero  MUJERES LIBRES

Fue bonito mientras duró, bye-bye Madrehistérica

¿Conocéis a Madrehistérica?
Madrehistérica es un espíritu malvado que se apodera de las madres en sus momentos más bajos e intenta ganar terreno en nuestro interior. Si no es expulsado a tiempo estamos perdidas. Dice la leyenda que también existe el espíritu de Padrehistérico pero rara vez se deja vez…
Hace algunas semanas el espíritu de Madrehistérica se apoderó de mi ser. ¡De mí!  Que presumo de ser paciente y tranquila, que odio los gritos. ¡De mí! Que me mantengo fiel a mi teoría (un poco patillera y sin ninguna base científica) defendiendo que si tu hijo se cae y sales corriendo en su busca gritando ¿estás bien????? Y lo examinas palpando cada milímetro de su cuerpo el niño se pone más nervioso y llora el triple. ¡De mí! Que soy capaz de vigilar a mis tres hijos dejando unos metros de distancia, a riesgo de acabar con los ojos más despistados que Leticia Sabater o el Dioni. Pues sí, señoras y señores, Madrehistérica se ha apoderado de mí.
Todo empezó en un Macrochikipark donde nos invitaron a un cumple. Cada dos minutos perdía un mellizo de vista, uno se enterraba entre las bolas ignorando la posibilidad de ser espachurrado por sus iguales y el otro intentaba huir del circuito mal pensado para niños de 2 a 4 años. Por no hablar de la niña que se lanzó a un circuito por encima de sus posibilidades. Para resumir os diré que sudamos la gota gorda. El momento álgido de la tarde fue cuando Papá Crusoe apareció con un niño ajeno y me preguntó si era de nuestro cumple, acabé gritándole como una buena Madrehistérica algo así : Mira, chato ¿ te parece poco tener que vigilar a tres niños? Oye, que se preocupen sus padres… Me sigo avergonzando de tan cruel respuesta, era un pobre niño perdido.
Después de la terrorífica tarde en el Macrochikipark los episodios de Madrehistérica se han ido repitiendo en cada una de nuestras salidas familiares, que no ha sido pocas.
Este fin de semana fuimos al Laberinto de Horta, después de estar a punto de perder a un mellizo en varias ocasiones en medio del Laberinto y con mi corazón al borde de la taquicardia, decidimos pasar un rato en una zona infantil a la salida. Aún tengo pesadillas. La zona de grandes era muy difícil para Olivia y la de pequeños era muy fácil. Decidió arriesgar y se quedó atascada varias veces. Los mellizos decidieron tirar cada uno para un lado. Madrehistérica se apoderó de mi con más fuerza y mala leche que nunca. Empecé a gritar: Se acabó, nos vamos. ¡O estáis todos junto o nos vamos! Oliviaaaaaaaaaaaa, Fèlixxxxxxxxxxx, Nilooooooooooooooooooo. Los niños no entendían nada pero Papá Crusoe, que empieza a sospechar que Madrehistérica puede que haya venido para quedarse, recogió a los niños y nos marchamos todos a casa.
A la mañana siguiente me senté con Olivia para planear el día. Propuse paseo por la montaña y un rato de parque y ella contestó con un tono pausado y maduro : Vale mamá, pero cuando unos niños van al parque la madre no tiene que gritar todo el rato cuidado, todos juntos, no corráis…Mamá, tenemos que disfrutar, ¿de acuerdo?
De acuerdo, hija. Prometo que he expulsado para siempre a Madrehistérica de mi cuerpo. Prometo que respiraré varias veces antes de gritar. Prometo que seguiré vigilando en la distancia. Prometo que os dejaré caer si es necesario. Prometo que volveré a disfrutar y os dejaré disfrutar.

Si alguna de vosotras se cruza con Madrehistérica huid, huid, huid…..

VACACIONES Y OJERAS

Las vacaciones de 2013 han sido las terceras como familia numerosa y las quintas como padres y ahora puedo decir que ha sido el mejor verano de mi vida.
Atrás quedaron los viajes exóticos, las mochilas, las fiestas en la playa, las cervezas hasta la madrugada, las risas de vino  o los campo de trabajo cruzando el océano. Eran veranos fantásticos y  basados en nuestra capacidad de improvisación.  Por aquellos años nunca imaginé que unos días en un camping cerca de casa, las horas interminables en la piscina y acostarme a las 23h en agosto, me pudieran hacer tan feliz.
El placer de levantarnos tranquilamente, desayunar sin prisas, darnos un baño, hacer la siesta, jugar… acompañados de nuetras tres personitas, no tiene precio. Como ya he dicho ha sido un verano genial. No hemos hecho nada especial, o mejor dicho, hemos hecho lo más especial del mundo, estar con nuestros hijos.  Empezaremos septiembre con energía y buen humor, con mucho síndrome post-vacacional y con ganas de planear las vacaciones del 2014.
También ha sido un verano duro. Los mellizos tienen 28 meses y empiezan a despuntar con fuerza sus personalidades, por no hablar de las carreras y alguna que otra rabieta. Ha sido agotador. Llevar a tres niños al zoo o de excursión, en plena operación pañal y sin silla de paseo, es un reto solamente apto para padres peligrosamente optimistas como nosotros. La valoración general de las salidas es positiva, pero aún me duele la espalda solo de recordar alguna de ellas. En un momento de enajenación mental (que ya  dura 2 meses) decidimos dejar de utilizar la silla de paseo y darles la oportunidad de andar, la cosa va bastante bien, el problema vendrá el día que tengamos que volver a usarla. No sé si tendremos valor de sentar a estos dos torillos. No digo más.
Estos meses también nos han servido para darnos cuenta como han crecido nuestros pequeños. Los  mellizos han dejado de ser bebés, han ganado mucho en autonomía y lenguaje. Y la Niña nos sorprende cada día con sus reflexiones y  su capacidad negociadora (esto me tiene un poco desquiciada).
Si tuviera que resumir mi verano 2013 diría: Ha sido el verano que menos he descansado, que más ojeras he tenido, que más veces me he bañado sin ganas y que menos libros he leído pero ha sido el verano que más he reído, he bailado, he cantado, he dormido, que más he disfrutado de las pequeñas cosas…HA SIDO EL MEJOR VERANO DE MI VIDA.
Gracias a mis chicos y a mi chica!!

La tele que ven mis hijos

Antes de que naciera la Niña mi cultura dibujil era bastante limitada, a parte de los clásicos de los 80 y 90 no conocía nada. Cuando lo peque empezó a crecer un poco descubrí que había canales exclusivos de dibujos animados pero la programación me parecía muy poco adecuada para ella, así que empezamos a descargar capítulos de Pocoyo o el Jardín de los sueños.
Pasaron los meses y volvimos a intentar ver esos canales pero unos tenían publicidad y otros seguían sin convencernos. Así que optamos por grabar aquellos que nos interesaban, básicamente Dora la Exploradora, La Hora de Timmy, el MIC y Diego.
Hoy 4 años después seguimos igual, grabamos, descargarmos o cogemos de la biblioteca lo que nos interesa y lo ven las veces que les apetece. Hemos pasado por Dora, Jake y los piratas, Ben y Holly o Peppa Pig, por supuesto. Algunas pelis como Enredados, El Rey León 3 (buenísma!), Brave, Toy Story, Dumbo…Por cierto, volver a ver los clásicos Disney 25 años después pone los pelos de punta, ¡Dumbo se emborracha y en Pinocho los niños fuman!
Funcionamos con un disco duro, dvd y varios pens, ellos mismos saben que pen buscar según lo que quieran ver. Y hay canales, como Boing, que están al final de la lista, la Niña no sabe ni que existe.
Mis hijos llevan meses sin ver la programación de la tele salvo que sepamos a ciencia cierta que lo que dan es adecuado para ellos. Yo no soporto a Bob Esponja o Doramon y creo que mis hijos son muy pequeños para verlos. Eso por no hablar de la cantidad de anuncios que hay en alguno de ellos, me parece indecente.
Quizás somos muy estrictos con este tema. No solo controlamos lo que ven, si no cuanto rato lo ven. Parece algo obvio, pero es tan fácil tenerlos tranquilos enfrente de la tele que hay que luchar contra la tentación de enchufarlos más horas de las que deberían. Confieso que he caído alguna vez, culpable.

Esta es la tele que ven mis hijos.

¡Padres etiquetados y Olé!

¡Qué duro es ser padres!  Y ser padres etiquetados nos tiene borde del colapso mental. Es muy duro tener tantos frentes abiertos y querer estar fresca cual lechuga ecológica.

Aquí os dejo nuestras  etiquetas y sus consecuencias:

Soy Mamá a favor de la LM (lactancia Materna).  He amantado a los tres y  ha sido gratificante y duro. Dar el pecho a mellizos y empeñarme en que LM sea exclusiva, por mis ovarios, hasta los casi 6 meses me convirtió en un despojo humano.  Lo superé y ahora entiendo a las mamás que dejan de dar teta por cansancio, dolor, angustia…Me siento orgullosa de nuestra lactancia pero creo que si no llevara a mis espaldas, por voluntad propia, la etiqueta de pro-lactancia hubiera disfrutado de otra manera el primer años de los melliz, ni mejor ni peor, diferente.

También somos familia colechadora. Queda super vacilón decir: ¿malas noches? No, nosotros no pasamos malas noches, cuando se despiertan vienen a la cama…ufff…me niego a pasar la noche dando vueltas con el bebé, me lo meto en la cama y punto.  Pero no digo la otra realidad del colecho: Mecagoentó, no puedo ponerme recta porqué he pasado la noche con un niño en el cogote, otro pateándome los riñones y la Niña haciéndome la permanente con los dedos. El colecho mola pero las noches en soledad con mi maridin, sin que ningún minihumano  roce tu lozano cuerpo también molan.

Nos va mucho el Porteo. Damos el pego como familia apañada cuando nos empezamos a colgar niños a diestro y siniestro. Buahh…el otro día colgué al Rubio y al Moreno a la vez y Papá Crusoe me miró con cara de ¿quecoñohaces?¡ te necesito entera, deja de hacer el tonto! Tenía razón, al soltarlos sentí un alivio que no puedo describir. Como buenos portadores tenemos de todo: fular, tonga, mei, bandoleras y mochilas ¡qué no falté de ná¡ Ahora bien, somos más de porteo ocasional salimos con carrito y el porteo solo complementa. O sea, aquí  llevo sólo media etiqueta. Papá Cruesoe aporta mientras  lee el post: Si el porteo me gusta, en serio,  pero tengo la espalda destrozá.

Nuestra librería tiene una estantería reservada a la bibliografía sobre Crianza feliz y respetuosa. Rosa Jové ocupa un lugar privilegiado, tenemos todos sus libros, el de sueño, el de las rabietas, de la crianza…Y este es el punto en el que ahora me siento exhausta. Me pongo tanto en el lugar de mis hijos que estoy al borde de la multipersonalidad. Respiro, cuento uno, dos…catorce, para no dar un grito. Razonamos mucho, tanto que cuando escucho a Papá Crusoe dando explicaciones a los peques pienso:¡ Madre mía que brasa! No me extraña que sean unos santos cualquiera nos  provoca!. Sabemos que nos funciona y lo vemos cada día pero agota. ¿Qué ocurriría si no le diéramos tantas vueltas a las cosas? No seriamos nosotros.

Última etiqueta del post: Ecopapás. Los libros de recetas macrobióticas, huerto urbano, medicina natural…ocupan el tercer lugar privilegiado de la librería. El segundo son los cómics de Papá Crusoe, Mi tesorooooo. Cuando solo teníamos una descendiente, y no teníamos hipoteca, consumíamos productos ecológicos y carísimos. Nacieron el Rubio y el Moreno y todo eso quedó atrás, no nos lo podemos permitir. Hemos plantado unos tomates en el balcón y de vez en cuando miramos con añoranza el libro de recetas con tofu, suspiramos y pensamos: Pa lo que hemos quedao…

En fin, podría seguir hasta aburrir, nos gusta etiquetar todo y a todos, con lo fácil que sería quedarnos con el fondo y no con el nombre (jerga eufemística que decían por ahí). Pero no me ofende ninguna de estas etiquetas, la llevo con orgullo, describen, a medias, nuestra manera de ver el mundo y eso no es malo. Lo molesto son las que se crean sin respeto y para ofender al resto.  He dicho.

 

 

Reencontrando a Mamá Robinson.

Hace cuatro años y tres meses me convertí  en madre y hace cuatro años y tres meses  maduré y cambié.  Sabía que con la maternidad  “perdería” cosas y “encontraría” muchas otras. Quería dar el paso, estaba preparada para dejar de salir, viajar menos,  no ir al teatro…durante algún tiempo.Pero no era consciente que mi identidad cambiaría  Os puede parecer una tontería pero me he propuesto reencontrarme, recuperar esas pequeñas cosas que me hacían ser yo y que echo de menos.
He pasado de ser la Yo a ser la madre de la Niña Robinson y ahora la madre de los Mellizos. Si con un niño pierdes identidad cuando tienes múltiples  ya te puedes tatuar tu nombre en la frente, serás la madre de los Mellizos, sí o sí.
Momento anécdota:
Una tarde venía cargada con pañales y bolsas, una señora me paro: “Eres la de los Mellizos, ¿verdad?” “Si” contesté. “Pues no debes cargar tanto peso , dame.” Me acompañó hasta casa cargando los pañales. Aún me pregunto quién puñetas era esa señora!!!!
Fin del momento anécdota.
Hasta hace unos meses  me hacía gracia pero  ahora  cuando  me llaman por mi  nombre en la puerta del cole de la Niña se me caen las lágrimas de la emoción. Seguro que muchas y muchos sabéis a lo que me refiero. Me encanta ser la madre de…, pero también me gusta que me llamen por mi nombre.  Mi táctica para conseguirlo es la siguiente: me he aprendido los nombres de todas las mamás y papás y me dirijo a ellas por su nombre. De esta manera están “obligadas/os” a aprenderse el mío. ¿Qué? ¿Os parece astuto? ¿O una tontería? De momento parece que funciona. 😛
Con la maternidad llegó algo que seguro os suena: me convertí en una mamá práctica y casual. Vaqueros, camisetas básicas y unas converse se convirtieron en mi uniforme. Los kilos y dos embarazos en dos años no han ayudado mucho a mantener mi parte más molona. Pero este invierno he dicho basta. Me propuse volver a ser Guay! Me compré unos cuantos vestidos, faldas y medias coloridas, un abrigo verde, unas botas macarras y un bolsos fashion. He relejado los pantalones vaqueros a los fines de semana , y no a todos, ojo.  Las faldas y los vestidos siempre han sido una parte característica de mí, me encantan y tenía muchas ganas de recuperar mi estilo. Espero que la economía familiar me permita hacer otra pequeña inversión en ropa para el verano. Ya os imaginaréis que la ropa pre-embarazos no me cabe ni en una pierna
Estas son las dos cosas que quiero recuperar parcialmente, ir en vaqueros y que le llamen la Mamá de… de vez en cuando, tampoco está tan mal.
Y vosotras/os, ¿queréis reencontraros?

¡A DORMIR PEQUEÑOS!

Uno de los temas sobre lo que creo que más se ha escrito en este mundo 2.0  es el sueño. No tengo estadísticas pero no hay que ser Einstein para darse cuenta que es  de las cosas que más nos preocupa a los padres.
He pensado que quizás os interese saber cómo duerme una familia numerosa como la nuestra.
La Familia Robinson-Crusoe duerme bien. No hay discusiones ni rabietas a la hora de ir a la  cama, dormir no es un castigo es una necesidad y así lo entendemos en casa.
¿Cómo lo hacemos?
Somos una familia de lo más normalita. Durante el día nos gusta la calle y por la noche dormir. Ni a Papá Crusoe ni a mi nos gusta acostarnos tarde, más de las 23 horas es trasnochar. Y creo que esto se trasmite, nuestros hijos han “copiado” nuestra manera de hacer.
La hora del irse a dormir viene precedida, como en la mayoría de las casas, por el baño. Somos bastante estrictos con los horarios y nos funciona. Os dejo un ejemplo:
19.00h empieza la hora del baño. Ponemos la bañera grande y se meten los 3.
19. 30h están con el pijama y  cenamos en la cocina  (mientras Papá hace el baño yo hago la cena o viceversa)
20h. Vamos a la habitación los cinco. Duermen los tres en la misma habitación. Empieza la hora del cuento, leemos entre cuatro y cinco, les encantan.
21h Ya duermen.
Los horarios pueden variar 15 minutos arriba o abajo, no más. Y los mellizos aún necesitan siesta, al salir de la guarde caen rendidos  y comen después de dormir.
Pero no creáis que todo es oro todo lo reluce, ahora vienen los peros. Una noche cualquiera pueden suceder varias cosas:
1. El 30 % de las noches pasan con  los tres sin despertarse.
2. El 20 % se despierta la Niña para hacer un pipí y ya que el Pisuerga pasa por Valladolid se mete en nuestra cama.
3. Otro  20 % se despierta el Moreno y se viene con nosotros
4. Sobre un 15 %  me encuentro al Rubio junto a mi cama, alza los brazos y se queda con nosotros.
5.  El 15 %  acabamos los cinco en la cama jugando twist o tetris, depende la noche.
Seguro que el último porcentaje os ha impactado, ¡a mi también! Quedaros con esta imagen: cama de 1.50cm + cuna sidecar de 60cm y dentro padre, madre, niña, niño y niño.  ¡Ah! Y lo mejor es que estas noches van con lujo asiático incluido, lo que yo llamo masaje tailandés. Consiste en que niñ@ de menos de un metro, te va dando pataditas en la espalda, mientras el otro niñ@ te acaricia el pelo. Por suerte, somos de buen dormir, y entre patada y patada damos una cabezada y una vez en nuestra cama los pequeños vuelven a coger el sueño en segundos.
Si queréis saber más sobre nuestro colecho puede leerlo en Somos Múltiples
El colecho ha sido un proceso natural, nuestros hijos necesitan estar con nosotros y nosotros queremos estar con ellos. Por otro lado, somos bastante prácticos, esta es la mejor fórmula para que descansemos todos.
Ahora bien, tenemos una “Norma” en cuando al sueño que es fundamental en nuestra dinámica. Si no la siguiéramos sería un desbarajuste, un caos familiar, os lo aseguro.
La Norma: A la hora de ir a dormir cada uno se duerme en su cama. Hasta el año fuimos más flexibles a partir de entonces no es negociable (salvo que  estén enfermo).
Cada día hacemos el mismo ritual, después del cuento dejamos un pequeña luz y me siento entre la cama de la Niña y del Moreno. La Niña me toca el pelo y al Moreno le doy la mano. Papá Crusoe se pone junto al Rubio. Y así, junto a nosotros se duermen bastante rápido.  Nunca lo han hecho solos, no quieren y lo entiendo.
Esta es la manera de dormir que funciona en nuestra familia. Es importante que cada núcleo encuentre aquella que resulte  más cómoda y que beneficie a todos sus miembros. No siempre se encuentra a la primera ni todo el mundo está de acuerdo con lo que hacemos  pero esto no debe importarnos si lo hacemos con la seguridad que es lo mejor para nuestros hijos y para nosotros, por supuesto.

Ahora me queda pendiente explicar por qué queremos que los tres compartan habitación, pero lo dejo para otro post.

CONECTE SU BATERÍA

Señoras y señores, llevo una semana intentando sentarme a escribir un post, leer y comentar  blogs,  pero no puedo. No doy más de mí. Estoy tecleando mientras lucho con mis parpados (se cierran…no, espera, se abren….se cierran…se abren…)
Mi madre me dice todos los días: “Hija, estas cansada,¿ verdad?” “No, lo normal”, miento.
Desde que soy madre no echo de menos casi nada. Viví una adolescencia feliz y una juventud muy intensa. Papá Crusoe y yo disfrutamos de nuestra vida sin hijos. Y formar una familia fue una decisión muy meditada. Soy feliz con la vida que tengo. Pero estoy agotada. Intento disimular y sonreír, parece que funciona. El otro día la logopeda de La Niña Robinson me dijo: “A pesar de la cara de cansada siempre derrocháis energía y buen humor”. ¿Tenemos opción? NO.
Cuando llegamos a casa del trabajo tenemos tres niños esperando. Tengo una reducción de jornada y llego pronto,  a eso de las 13h. Los Mellizos están durmiendo la siesta y a las 14 horas, aproximadamente, se despiertan. La Niña Robinson no duerme y las 15h tiene que estar en el cole. En resumen, nos queda una larga tarde por delante.
Nos gusta jugar con nuestros hijos, ir al parque o a la biblioteca, bailar, escondernos …pero también hay que hacer la cena, bañarlos, preparar mochilas, ropa….Por suerte, podemos pasar casi todas las tardes los cinco juntos, pero creo que Los Niños Robinson piensan: ¡A por ellos que son menos y cobardes! ¡Nos agotan!
Mi  energía está bajo mínimo. Llevo tres semanas sin ir a clase de Bollywood, estoy sin fuerza. Me encantaría pasar una tarde, solo una, tumbada en el sofá viendo una peli. Sin ruido, sin juguetes en el suelo, sin lavadoras que poner… ¡Con qué poco nos conformamos las madres!
Pues bien, a pesar que conseguir mi tarde de relax seria tan fácil como llamar a los Yayos Robinson y vendrían en un plis. No lo hacemos. Nunca lo hemos hecho para descansar y creo que deberíamos. Queremos pasar con los niños todo el tiempo posible, son nuestra responsabilidad, los Yayos tienen que vivir su vida, bla, bla, bla…Excusas.
He tomado una decisión:
Puedo prometer y prometo que voy convencer a Papá Crusoe para dejar a los niños una tarde + noche con los Yayos y tumbarnos en el sofá.
Pero… no entiendo una cosa. A pesar de ser consciente que lo necesito ¿por qué me siento mala madre por desearlo?

P.D.:  ¡Qué bien sienta la blog terapia! Este no es el post que tenia en mente pero es el necesitaba.

¡No soy la Niña Robinson!

Con el carnaval me ha venido a la memoria la época en la que La niña Robinson tenia multipersonalidad. Seguro que a muchas/os os suena la película, lo llaman  juego simbólico  y a mi me volvió loca durante un tiempo.
La Niña es muy teatrera, su juego preferido es disfrazarse, de lo qué sea y con lo qué sea. Ahora el espectáculo queda en casa pero el curso pasado la función empezaba en la parada del autobús de camino a la Guarde.
Intento poneros en situación.
Mamá e hija esperando el bus. Yo digo algo y ella responde: “No soy La Niña Robinson soy Pepa Pig y tú eres mamá Pig, tienes la barriga muy gorda, como Mamá Pig”.  Miro a mi alrededor y veo a la vecina, rubia, alta y esbelta,  a una joven que va con leggins, estupenda, y a mi compañera de trabajo, con vientre plano…Me miro. ¡Dios, no sé donde meterme! Tener tres hijos en dos años me ha dejado un superávit de 6 kilos, que se reparten estratégicamente entre barriga y trasero. Mis compañeras de parada sonríen. ¡Me ha llamado gorda sin piedad¡
Nos montamos en el bus. Siento a la Niña. Empiezo a flexionar las rodillas, bajo el culo y grita: “NOOOOO….vas a chafar a Botas”. Vaya, hemos cambiado de personaje…Rectifico,  cojo a Botas y lo siento en mis rodillas bajo la atenta mirada del resto de pasajeros.
Bajamos. Estamos esperando a que el semáforo se ponga en verde. Dora la Exploradora me pide que regañe a Botas, quiere cruzar en rojo. Me giró y empiezo un discurso sobre seguridad vial dirigido a Botas (es decir, al aire). Me tocan el hombro, y escucho: “Hombre, cuanto tiempo” No me quiero girar pero lo hago, es mi amiga muerta de la risa. Le explico la situación y reímos juntas, tiene un hijo de la misma edad y la escena le resulta familiar.
Llegamos a la guarde y la educadora que abre la puerta me pregunta quién viene hoy. Respondo que hoy vengo con Dora y la Niña aclara: “No soy Dora, soy Peppa Pig y vengo con todos mis amigos. Mamá dile cómo se llaman” Ejemm, “Pasad, Susi sheep, Zoe Zebra, Rebecca Rabbit…en un rato vengo a buscaros
Pero estos días pasaron a ser una mera anécdota cuando llegó a nuestra vida Jessie, La Vaquera de Toy Story. Durante MESES fue Jessie, si la llamábamos por su nombre decía “No soy La Niña Robinson, soy Jessie”. En la guarde les pasaba lo mismo. En un acto de padres motivados compramos un sobrero de vaquero. La hicimos feliz. Salía cada día de casa con su sombrero. En Carnaval hicimos un disfraz de Jessie y fue la única niña que no iba de princesa. La Yaya Robinson fabricó una trenza naranja de lana para acabar de rematar el total look.

Mama-buzz y Jessie
Mama-buzz y Jessie

Ahora, con casi 4 años sigue disfrazándose cada día (salvo en carnaval) . Cuando se levanta se quita el pijama y aparece con un vestido de princesa o una falda de hada. Al mediodía cuando llega del cole se viste de bruja o duende. Por la tarde, antes del baño, se convierte en un tigre. Y he de confesar que nos encanta.
Sus hermanos siguen sus pasos. Tenemos un baúl, nuestro tesoro, repleto de disfraces, caseros, comprados, reciclados, con sobreros, pelucas, leotardos…El Rubio y El Moreno  sacan lo que quieren y nos lo dan para que se lo pongamos.
En Papá Cruesoe han encontrado el aliado perfecto para la caracterización, es todo un artista maquillando la cara. El set de maquillaje es nuestro segundo tesoro.
Me encanta mirar como juega e incorpora a sus hermanos al juego y les ofrece personajes al grito de “¿Quién quiere ser mi príncipe?” y ellos corren para ser el elegido.
Recomiendo a todos los padres crear el rincón del disfraz, un lugar donde los peques puedan quitarse y ponerse disfraces, ropa nuestras, sobreros, zapatos…Fomenta la imaginación, el juego colectivo y ayuda al desarrollo.
Seguro que muchos de vosotros ya tenéis este rincón ¿os funciona?

La mona peinada

Hoy en el autobús de camino al trabajo y después de dejar a La niña Robinson en el cole me he encontrado con una conocida. Nos hemos saludado cordialmente y en un intento de ser amable me ha dicho: “Uy, nena, estas muy bien para tener tres hijos tan pequeños. Vas muy mona y peinada”. Tócate los c….Mariloli!- he pensado yo.
En un acto de falsedad absoluta, le he dado las gracias, he sonreído, y le he dicho que era debido a que dormía muy bien. Ha llegado a su destino y se ha bajado. “Ala, bonica, hasta otra”.
Soy madre y coqueta. Me encanta sentarme en la cama, abrir el armario y dedicar 10 minutos a pensar que me voy a poner el día siguiente. Me gusta llegar al trabajo  y que me digan lo guapa que voy. Que mi marido y mi hija piensen que el vestido que llevo me queda genial. Llamadme rara, pero me gusta.

También es verdad que me puedo peinar y dedicarme cada mañana un rato a mi misma porque estamos requeorganizados y contamos con ayuda de la Yaya Robinson. Os explico.
Por las noches dejamos la ropa de los cinco lista. Las mochilas de cole y guarde en la puerta. El almuerzo previsto. Y mi bolso preparado.
Lunes, miércoles y viernes mi madre viene a las 7.45h para ayudarme a levantar, dar el desayuno y vestir a los peques. Estos días Papá Crusoe se va de casa a las 7.30h. A esa hora se despiertan los tres, les empiezo a dar el desayuno y llega mi madre. Ella sigue y yo me voy duchando. A las 8.10h empezamos a vestir. A las 8.30h están lustros y yo acabo de arreglarme. 8.45h y salimos de casa, una lleva a los mellis y la otra a la niña.
Los martes y jueves estamos Sr. Crusoe y yo. La operación es la misma pero nos levantamos un poco antes para estar duchados antes de que se despierten.
En la hora y cuarto que dura la operación no hay lugar para rabietas o motines. Hasta ahora. Cruzáremos los dedos.

mama-rapida-peque

Cuando me preguntan cómo lo hacemos siempre respondo lo mismo, rutina. Nuestra salud mental y bienestar familiar depende de la rutina. Siempre hacemos lo mismo, en el mismo orden, de lunes a viernes, a la hora de levantarse y a la de acostarse. El sábado y domingo disfrutamos de romper la rutina pero sin pasarnos. Esto les da seguridad, saben lo que viene. Saben cuándo y dónde se desayuna,  come y  cena,  cuándo se pone la tele y cuando se apaga, qué viene detrás del baño…etc.

Pero soy realista, de momento son los tres muy pequeños y esto se irá complicando. Lo intuyo.

Disfrutaré mientras pueda y seguiré poniéndome mona, por supuesto.