No es justo

El otro día iba con Olivia en el coche y ella me hacia preguntas sobre mi trabajo, para una niña que acaba de cumplir cinco años es complicado entender  mi profesión, soy Trabajadora Social. Íbamos hablando que, entre otras cosas, acompaño a las personas en los momentos difíciles e intento ayudarles a buscar soluciones a sus problemas. Le comentaba que a veces es muy triste porque no puedo hacer todo lo que me gustaría y la situación actual complica mucho las cosas. Una cosa llevó a la otra y acabamos hablando de pobreza y vivienda. Hace unos días vimos una protesta de la PAH en una entidad bancaria y le recordé ese día en el que unas personas protestaban porqué  una familia  no podía pagar su casa y  el banco los iba a echar de ella. Se quedó muy sorprendida al darse cuenta que hay que pagar mucho dinero para tener un lugar donde vivir. Pasamos varios minutos en silencio, yo ya había dado por acabada la conversación y mi cabeza repasaba la lista de la compra, cuando me dijo: ¿Recuerdas eses día que íbamos por la montaña y vimos una casa abandonada? ¿Si hay casas abandonadas por qué echan a esas personas?
Cualquiera de las explicaciones «oficiales» no eran válidas para ella.
 Si no tienen trabajo, no tienen dinero, si no tienen dinero no pueden pagar la casa y los echan…Pero si hay casas vacías…No es justo Mamá.
Si una niña de cinco años, con una vida fácil, se ha dado cuenta de que no es justo, ¿por qué hay adultos que aún no se han enterado?
Me duele tener que explicarle que la vida no es justa, que ellos son afortunados pero que hay niños que no los son.  Me gustaría que algún día luchen por los derechos de los más desfavorecidos, griten las injusticias y no dejen que les roben el futuro ni la ilusiones. Mientras tanto yo lo haré por ellos.

La princesa guerrera

Hoy he hecho llorar a mi hija y me siento fatal por ello. Ha sido de la manera más tonta y sin intención de hacerle daño, pero la he herido.
Estábamos dando un paseo por la montaña y ya llevábamos cerca de una hora y cuarto caminando, ella se ha empezado a quejar, normal. Los mellizos no decían ni mu, iban caminando tan contentos, y el hecho que fuera ella la que se quejaba me ha resultado gracioso y le he dicho con todo jovial y con mucho teatro: “Madre mía, las princesas guerreras de hoy en día no aguantáis nada, en mi época corríamos durante horas y tan panchas” Entonces mi marido me ha pedido que parara, la niña estaba llorando. La he abrazo fuerte, limpiado las lágrimas y pedido perdón, la he recordado lo mucho que la quiero, que es una guerrera de verdad, fuerte, lista, despierta, guapa…Ha dejado de llorar pero no me ha perdonado. Me he sentido fatal, mala madre y una auténtica idiota.
Olivia no se suele enfadar y si lo hace le dura dos segundo, enseguida te abraza y olvidado. Esta vez ha sido diferente. Al rato mi marido ha preguntado si aún seguía enfadada y por qué, y ella ha dicho «¿Es que no has escuchado lo que ha dicho la mamá?«. Ufff…estaba dolida de verdad. Una vez en casa nos hemos sentado a hablar, me ha dejado K.O : “Mamá me ha molestado mucho, yo soy una princesa guerrera, lo que has dicho molesta más que las cosas que los niños dicen en el cole” Me ha dado un beso y me ha perdonado.
En casa hablamos mucho sobre las cosas que son importantes y las que no, insisto en que no deben reírse de nadie, educo para que sean personas críticas, con autoestima, capaces de expresar lo que sienten, que respeten la diversidad… Y ¿qué he hecho yo? Reírme de mi hija, no medir cuanto dolor le podría producir un comentario tan tonto. Olivia se considera una princesa guerrera porqué es fuerte, le gusta correr, mancharse de barro, llevar trenza, jugar con niños y niñas, saltar tres escalares de golpe, dibujar, montar en bici, ayudar a los demás y estudiar. A ella no le gusta Blancanieves “es un rollo , limpia todo el rato, no lee y solo tiene siete amigos” Mi hija es una auténtica princesa guerrera y nunca  lo volveré a dudar.
Al acostarse he vuelto a pedir perdón y me ha dado otra lección: “Ya está, mamá, no pasa nada, ya lo he olvidado, te quiero!” Ahora solo queda que yo sea capaz de perdonarme

Mala conciencia.

Hoy tengo mala conciencia y me va recomiendo por dentro y me recuerda varias veces al día todo aquello con lo que no estoy cumpliendo, lo que se  conoce como una jodida conciencia . Son varias las razones por las que me está machacando, aunque de momento resisto a sus encantos, empiezo a flaquear, me ha tocado donde duele: los hijos (ya os advertí que es una capulla de verdad).
Los dos últimos sábados los tres niños se han ido a dormir a casa de los abuelos, Papá Crusoe tiene que estudiar y un poco de tranquilidad se agradece. No os creáis que ha sido un gol que le hemos metido a los abuelos, ni mucho menos, con estas dos noches hemos saldado la deuda que teníamos con ellos, habéis escuchado alguna vez eso de: Nunca nos dejas a los niños, a mi amiga le llevan los nietos todos los fines de semana. Aclaración: los abuelos vienen de lunes a viernes a llevar a los niños al cole y les dan de comer, vamos que se puede decir que los ven bastante y de paso nos ayudan una barbaridad.
El primer sábado los dejé a la hora de comer y volví a casa para disfrutar de la tranquilidad y el silencio. Me pasé la tarde en el sofá  con mantita y libro, por no hacer no hice ni la cena, ni una lavadora, ni ordenar un cajón, nada de nada. Al día siguiente los recogí con alegría y muy descansada. El segundo sábado los volví a dejar por la mañana y me fui de rebajas , al super, comí con Papá Crusue, vi un telefilm  e intenté levantarme a poner una lavadora y doblar una secadora. Digo intenté por qué no lo conseguí, me quedé en el sofá leyendo y no lo disfruté. La casa estaba en silencio, un silencio molesto, quería salir corriendo a buscar a mis niños pero los niños no iban a querer volver, se lo estaban pasando pipa con los abuelos. Y me sentí triste. El domingo al recogerlos tenía ganas de llorar, me sentía fatal por haberlos dejado para tirarme en el sofá,  ni tan solo había ordenado la ropa  o cocinado para la semana, jodida conciencia!
No solo me ataca con los niños o las tareas pendienetes, también lo hace con mi vida 2.0. Hace ya un par de meses que he tengo el blog medio abandonado,  no es por falta de ideas, tiempo o ganas, ni mucho menos, justo la vida de madre me está dando un respiro después de 5 años y estoy descansando. Nada de blog ni ordenador por la tarde o noche, voy directa al sofá y me pongo a leer o a ver una serie, me relajo y me encanta la sensación de recuperar viejos hábitos, no imagináis cuanto echaba de menos leer ( y más ahora que me han regalado un Kindle!!!).  Pero no es oro todo lo que reluce y ahí está la jodida conciencia diciéndome que debería escribir, y en el fondo sé que tiene razón, y ahora no estoy escribiendo por ella, lo hago por mí, lo echaba de menos.
En fin, serafin, estoy empezando a coger cariño a esa jodida conciencia que me acompaña en mi paseo por la vida, sin ella mi vida no sería lo mismo,  no tendríamos calcetines limpios….de todas las tareas de la casa poner lavadoras es la única que no dejo hacer a  Papá Crusue, mi ropa es sagrada!!!
Para acabar os dejo uno de los  últimos libros que he leído y que cuando cayó en mis manos por casualidad en la biblioteca no me pude resistir.

la-mujer-que-vivio-un-ano-en-la-cama-9788467025477Datos del libro
Nº de páginas: 424 págs.
Editoral: ESPASA LIBROS, S.L.U.
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788467025477
Resumen del libro El día en que sus hijos, unos gemelos superdotados, se marchan a la universidad, Eva cruza la puerta de su casa y se mete en la cama en pleno día. No está enferma. No está cansada. Y, desde luego, no tiene una aventura. Simplemente, ha llegado el momento de decir basta. Una novela delirante y profunda sobre lo que sucede cuando alguien deja de ser lo que los demás desean que sea. Una sátira brillante sobre la familia y la sociedad modernas.

Hábitos saludables

Hay una serie de hábitos, costumbres y actos que toda buena mala madre debe adquirir, mantener o recuperar, por ella, por su pareja y por sus hijos. Son importantes, diría que son vítales para que pese a las noches en vela, los kilos adheridos al flotador o las ojeras hasta las rodillas no perdamos la sonrisa y el buen humor. Ahí van algunas propuestas:
1-. Bailar. No vale bailar cantajuegos o Violeta. Hablo de bailar sola, da igual si la música no suena, si solo tarareamos una cutrecanción, bailarrrrrrrrrr…….desmelénate!! Recuerda tus noches locas con un cubata en la mano y mueve el esqueleto!
2-. Tomar un café sola, en una cafetería tranquila y mirando al infinito, sin que parezca que estas pensado que has dejado la secadora puesta y cuando llegues no habrá quién planche esos tejanos. Disfruta de algo tan simple como  escuchar la conversación de la mesa de al lado. Pequeños placeres de la maruja que llevo dentro.
3-. Cenar a solas con tu pareja. Vital. Es importante cenar en familia  pero no es delito guardarse un día para estar solas, cenar cuatro delicatessen tonterías , charlar de tonterías y reír.  Yo reclamo todos los sábados mi cena especial y no acepto un no.
4-. Viva el vino!!!!  Tomarte una copa de vino, una cerveza fresquita o un GT después de acostar a los niños. No se crean ustedes que me he lanzado al alcohol, pero una copita de vez en cuando me sienta de maravilla, la saboreo y oye, me quedo en el sofá con un gustirrin…
5-. Hacerte la dormida en el sofá. Es algo que requiere práctica pero una vez que controlas la técnica te libras de levantarte a dar agua a los peques, buscar la zapatilla de la niña o llevar a los melliz al lavabo. Mientras escribo me doy cuenta que estoy cavando mi propia tumba desvelando mi habilidad más oculta, Papá Crusoe me lee. No digo más. Este punto es de muy mala madre, no?
6-. Salir corriendo a darte una ducha largaaaaaaaaaaaaaa, en cuanto los abuelos entran por la puerta, sin importarte que te hayas duchado hace tan solo unas horas. No es una cuestión de higiene es de soledad y privacidad, no tengo muchas oportunidades de ducharme con la puerta cerrada, así que a la mínima aprovecho.
7-. Llamar a casa a la hora de salir de trabajo, si los niños están bien y ya hacen la sienta, fingir que te tienes que quedar un rato e irte de compras o  pasear. Pobres abuelos, jijijiji….
8-. Hacer extraescolares o en nuestro caso extratabajo o extraniños, buscar algo divertido, alguna inquietud y a por ella. Yo voy todos los lunes a las 20h a bailar bollywood y me lo paso teta.
9-. Sentarte frente al armario y dedicar 5 minutos a pensar que te vas a poner. Peligroso porqué 5 de cada 7 días pienso que necesito una camiseta, un pantalón o una chaqueta para combinar y acabo comprando algo.
10-. No desvelar nunca donde escondes el chocolate. Nunca. No te escondas cuando ellos estén en casa, te pueden pillar, espera a que estén en el cole o dormidos. Hay cosas que no se comparten. He dicho.

Con esto acabo. Pensad en estos puntos, crear los vuestros y disfrutad de la maternidad.

Me sobra amor pero me faltan manos

«Me sobra amor pero me faltan manos» ha sido mi descripción desde que nos convertimos en familia numerosa. Tener tres hijos no es tarea fácil, se lo aseguro. Las familias numerosas nos cargamos de dosis extras de paciencia, organización, bueno humor, más paciencia, serenidad, positivismo, valentía, optimismo y un poco más de paciencia. Mientras estos ingredientes sigan en el saco no habrá problemas. Pero no nos engañemos el equilibrio es complicado mantener, si no es por H es por B  y tambaleamos a menudo. Estas semanas han sido de movimientos sísmicos en casa de los Robinson. No se alarmen, no hemos llegado al terremoto.
Vuelvo al principio, «me sobra amor pero me faltan manos», ahí está el tema. Hasta ahora repartía besos, abrazos y jolgorios de manera espontánea, niño que caía en mis manos, niño que era asaltado por la mamá babosa que llevo en mí. Hace semanas llegaron a casa el Yo también, mimitos, a mí, ¿y yo qué?…  La cuestión es que la vida no me da para más. Me paso las tardes achuchando niños. Los días más civilizados hacen fila, el resto se tiran encima  y reivindican su beso, pedorreta, cosquillas…a riesgo de espachurrarme, con suerte en el sofá. No son celos, ni mucho menos, creo han aprendido a expresar sus necesidades emocionales y tienen competencia. Podrían enfadarse con sus hermanos pero ninguno de ellos lo hace, si quieren besos los pide y punto.  Aún así, estoy al borde de la locura, creedme. Intentar adelantarme al Yo también,  es agotador, requiere concentración y diez ojos, pero en ello estamos.
Por suerte, los temblores se pasan rápido, y cada día me regalan escenas fraternales que harían babear a cualquier madre. Ayer los escuchaba reír a carcajada limpia mientras jugaban a mamás y bebés. Nosotros estábamos en el comedor y  Olivia, la mamá, les decía a sus bebes: Venga, guapos a dormir a la cuna. Buenooo, podéis dormir conmigo. Después de esto las risas solo iban en aumento y decidimos espiar. Estaban los tres en nuestra cama tapados hasta la cabeza y sin luz. El juego más simple del mundo y se lo pasaron en grande. No necesitaron juguetes. Son tres hermanos a la hora de compartirnos y son tres hermanos para  disfrutar juntos. Me encanta en número 3.

Papás y Lactancia Materna

Estamos en plena Semana Mundial de la Lactancia Materna y me apetece hacer una modesta aportación. Ahí va:

El primer mes del bebé es fundamental para llegar a lograr una lactancia exitosa y placentera. Es un mes duro, las hormonas nos juegan malas pasadas, tenemos que adaptarnos a la llegada de un nuevo miembro, físicamente no estamos al 100%…y además queremos alimentar a nuestro bebé con Lactancia Materna. Un cúmulo de circunstancias que nos pueden llegar a hacer la puñeta si no tenemos apoyo emocional y físico que necesitamos, y para esto (y muchas otras cosas) los papás son perfectos.
Desde mi humilde opinión de mamá que ha alimentado a tres niños con LM, dos de ellos a la vez y con muchas piedras en el camino, creo que los padres también dan el pecho, ¿comorrrrr? Bueno, no es literal. A lo que me refiero es que el papel padre en la lactancia materna es mucho más que la persona que se encarga de poner las lavadoras, fregar el suelo o vigilar a los mayores. Puede llegar a ser parte activa de la Lactancia Materna.
Todo empieza en el embarazo. Las madres nos lanzamos a comprar libros, leer revistas, blogs, etc. sobre crianza y lactancia. Es importante que los futuros padre se preparen tanto como la madre para la llegada del bebé. No es ninguna tontería que un padre lea sobre posturas para amantar o los beneficios de la LME. Ya sé que ver la tercera temporada de Juego de tronos es vital para muchos de vosotros pero imaginaros la escena: Estrenan la última temporada. Justo en el momento más emocionante tu retoño se pone a llorar…aaahhh…sales corriendo, tienes que preparar un biberón, dárselo, sacar los gases y volver dormirlo. También podría hacerlo ella , ¿no? Cierto, quién lo hace es lo de menos. Otra escena: Estáis en el mismo minuto del capítulo, llora el pequeños, lo coges, lo traes al sofá y se lo das a mamá que le da teta, el bebé come mientras veis el final y se duerme en el pecho. Os lo dice unos papás que se han visto Lost, Heroes y Fringe, entre otras, con un bebé o dos a la teta. Y no penséis que de esta forma el trabajo lo hice solo yo, ni mucho menos, Papá Crusoe siempre salía corriendo en busca del niño y se encargaba de llevarlo a la cama y ofrecerme todo lo que necesitara, me sentía muy relajada.
Es importante que a las sesiones de pre-parto vayáis los dos, siempre que sea posible. Estas clase un pequeño avance de lo que nos espera, no solo en el parto también de los primeros días de vida del bebé. Si las clases que ofrecen en el centro de salud no son completas existen centros especializados en crianza y que apoyan la LME. Nosotros optamos por sesiones de Yoga para los dos y las sesiones de nuestro centro. Nos fueron muy bien poder expresar dudas y compartir miedos y expectativas con profesionales. Papá Crusoe iba siempre con una libreta para tomar notas, graciosísimo.
En el momento del parto el papá debe estar preparado para poder expresar lo que queremos cuando nosotras no podemos hacerlo. Nosotros queríamos lactancia desde el minuto 1 y era importante que el personal sanitario lo tuviera claro, no nos importaba que no la pudieran pesar o lava. Así fue con La Niña. Papá Crusoe se encargó de recordarlo.
A los mellizos se los llevaron a la incubadora y tardamos algunas horas en verlos. Teníamos claro que queríamos dar LM y Papá Crusoe se fue a la farmacia a comprar un sacaleches, homeopatía para que me subiera la leche y fitoterapia indicada para las primeras semanas de lactancia. Me ayudaba colocar el sacaleches, me ponía compresas de aguan caliente y me daba las fuerza que yo no tenía.
Una vez en casa el papá puede hacer algo más que “ayudar en las tareas del hogar” (me cabrea oír esto cuando dan por hecho que las tareas son cosas de las mujeres). Puede ofrecernos un caldo caliente y sentarse a nuestro lado mientras amamantamos y disfrutar de ese gran momento. Puede ocuparse del baño, de los pañales, de acunar con sus brazos, vestir…de todo lo que quiera o pueda. Nosotras nos tenemos que recuperar físicamente del esfuerzo de un embarazo y un parto.
Las primeras semanas los bebes se pasan muchas horas al pecho, unos con tomas cortas, otros largas, otros se duermen sin soltar la teta, hay tantas lactancias como niños. El primer mes de los mellizos en casa me pasaba unas 10/11 horas de 24 con un niño en la teta y me encantaba. Aprovechaba las tomas para sentarme, relajarme y descansar. La Niña era muy pequeña y el tiempo entre tomas era todo para ella. Fueron meses agotadores físicamente, después de una toma de los mellizos me temblaban las piernas y ahí estaba Papá Crusoe con un buen bocata y un zumo.
Las tomas que me ponía a los dos al pecho para optimizar, me sentaba y Papá Crusoe me colocaba a los niños, uno en cada teta, cogía la cabecita y tocaba la barbilla, calculaba la posición y listos. Conoce las diferentes posiciones y eso es fundamental.
Por último, el papá debe recordar a la mamá, sin presionar, en los momentos duros porqué han decidido LM. A veces el entorno mas alguna piedra en el camino de la LM nos hacen dudar y el papá debe ser un gran apoyo para poder seguir. Si finalmente decide abandonar debe respetar su decisión.

Aquí os dejo los enlaces de donde explico mis lactancias, Una mama para dos y La mamá Robinson

Reencontrando a Mamá Robinson.

Hace cuatro años y tres meses me convertí  en madre y hace cuatro años y tres meses  maduré y cambié.  Sabía que con la maternidad  “perdería” cosas y “encontraría” muchas otras. Quería dar el paso, estaba preparada para dejar de salir, viajar menos,  no ir al teatro…durante algún tiempo.Pero no era consciente que mi identidad cambiaría  Os puede parecer una tontería pero me he propuesto reencontrarme, recuperar esas pequeñas cosas que me hacían ser yo y que echo de menos.
He pasado de ser la Yo a ser la madre de la Niña Robinson y ahora la madre de los Mellizos. Si con un niño pierdes identidad cuando tienes múltiples  ya te puedes tatuar tu nombre en la frente, serás la madre de los Mellizos, sí o sí.
Momento anécdota:
Una tarde venía cargada con pañales y bolsas, una señora me paro: “Eres la de los Mellizos, ¿verdad?” “Si” contesté. “Pues no debes cargar tanto peso , dame.” Me acompañó hasta casa cargando los pañales. Aún me pregunto quién puñetas era esa señora!!!!
Fin del momento anécdota.
Hasta hace unos meses  me hacía gracia pero  ahora  cuando  me llaman por mi  nombre en la puerta del cole de la Niña se me caen las lágrimas de la emoción. Seguro que muchas y muchos sabéis a lo que me refiero. Me encanta ser la madre de…, pero también me gusta que me llamen por mi nombre.  Mi táctica para conseguirlo es la siguiente: me he aprendido los nombres de todas las mamás y papás y me dirijo a ellas por su nombre. De esta manera están “obligadas/os” a aprenderse el mío. ¿Qué? ¿Os parece astuto? ¿O una tontería? De momento parece que funciona. 😛
Con la maternidad llegó algo que seguro os suena: me convertí en una mamá práctica y casual. Vaqueros, camisetas básicas y unas converse se convirtieron en mi uniforme. Los kilos y dos embarazos en dos años no han ayudado mucho a mantener mi parte más molona. Pero este invierno he dicho basta. Me propuse volver a ser Guay! Me compré unos cuantos vestidos, faldas y medias coloridas, un abrigo verde, unas botas macarras y un bolsos fashion. He relejado los pantalones vaqueros a los fines de semana , y no a todos, ojo.  Las faldas y los vestidos siempre han sido una parte característica de mí, me encantan y tenía muchas ganas de recuperar mi estilo. Espero que la economía familiar me permita hacer otra pequeña inversión en ropa para el verano. Ya os imaginaréis que la ropa pre-embarazos no me cabe ni en una pierna
Estas son las dos cosas que quiero recuperar parcialmente, ir en vaqueros y que le llamen la Mamá de… de vez en cuando, tampoco está tan mal.
Y vosotras/os, ¿queréis reencontraros?