Me sobra amor pero me faltan manos

«Me sobra amor pero me faltan manos» ha sido mi descripción desde que nos convertimos en familia numerosa. Tener tres hijos no es tarea fácil, se lo aseguro. Las familias numerosas nos cargamos de dosis extras de paciencia, organización, bueno humor, más paciencia, serenidad, positivismo, valentía, optimismo y un poco más de paciencia. Mientras estos ingredientes sigan en el saco no habrá problemas. Pero no nos engañemos el equilibrio es complicado mantener, si no es por H es por B  y tambaleamos a menudo. Estas semanas han sido de movimientos sísmicos en casa de los Robinson. No se alarmen, no hemos llegado al terremoto.
Vuelvo al principio, «me sobra amor pero me faltan manos», ahí está el tema. Hasta ahora repartía besos, abrazos y jolgorios de manera espontánea, niño que caía en mis manos, niño que era asaltado por la mamá babosa que llevo en mí. Hace semanas llegaron a casa el Yo también, mimitos, a mí, ¿y yo qué?…  La cuestión es que la vida no me da para más. Me paso las tardes achuchando niños. Los días más civilizados hacen fila, el resto se tiran encima  y reivindican su beso, pedorreta, cosquillas…a riesgo de espachurrarme, con suerte en el sofá. No son celos, ni mucho menos, creo han aprendido a expresar sus necesidades emocionales y tienen competencia. Podrían enfadarse con sus hermanos pero ninguno de ellos lo hace, si quieren besos los pide y punto.  Aún así, estoy al borde de la locura, creedme. Intentar adelantarme al Yo también,  es agotador, requiere concentración y diez ojos, pero en ello estamos.
Por suerte, los temblores se pasan rápido, y cada día me regalan escenas fraternales que harían babear a cualquier madre. Ayer los escuchaba reír a carcajada limpia mientras jugaban a mamás y bebés. Nosotros estábamos en el comedor y  Olivia, la mamá, les decía a sus bebes: Venga, guapos a dormir a la cuna. Buenooo, podéis dormir conmigo. Después de esto las risas solo iban en aumento y decidimos espiar. Estaban los tres en nuestra cama tapados hasta la cabeza y sin luz. El juego más simple del mundo y se lo pasaron en grande. No necesitaron juguetes. Son tres hermanos a la hora de compartirnos y son tres hermanos para  disfrutar juntos. Me encanta en número 3.

Papás y Lactancia Materna

Estamos en plena Semana Mundial de la Lactancia Materna y me apetece hacer una modesta aportación. Ahí va:

El primer mes del bebé es fundamental para llegar a lograr una lactancia exitosa y placentera. Es un mes duro, las hormonas nos juegan malas pasadas, tenemos que adaptarnos a la llegada de un nuevo miembro, físicamente no estamos al 100%…y además queremos alimentar a nuestro bebé con Lactancia Materna. Un cúmulo de circunstancias que nos pueden llegar a hacer la puñeta si no tenemos apoyo emocional y físico que necesitamos, y para esto (y muchas otras cosas) los papás son perfectos.
Desde mi humilde opinión de mamá que ha alimentado a tres niños con LM, dos de ellos a la vez y con muchas piedras en el camino, creo que los padres también dan el pecho, ¿comorrrrr? Bueno, no es literal. A lo que me refiero es que el papel padre en la lactancia materna es mucho más que la persona que se encarga de poner las lavadoras, fregar el suelo o vigilar a los mayores. Puede llegar a ser parte activa de la Lactancia Materna.
Todo empieza en el embarazo. Las madres nos lanzamos a comprar libros, leer revistas, blogs, etc. sobre crianza y lactancia. Es importante que los futuros padre se preparen tanto como la madre para la llegada del bebé. No es ninguna tontería que un padre lea sobre posturas para amantar o los beneficios de la LME. Ya sé que ver la tercera temporada de Juego de tronos es vital para muchos de vosotros pero imaginaros la escena: Estrenan la última temporada. Justo en el momento más emocionante tu retoño se pone a llorar…aaahhh…sales corriendo, tienes que preparar un biberón, dárselo, sacar los gases y volver dormirlo. También podría hacerlo ella , ¿no? Cierto, quién lo hace es lo de menos. Otra escena: Estáis en el mismo minuto del capítulo, llora el pequeños, lo coges, lo traes al sofá y se lo das a mamá que le da teta, el bebé come mientras veis el final y se duerme en el pecho. Os lo dice unos papás que se han visto Lost, Heroes y Fringe, entre otras, con un bebé o dos a la teta. Y no penséis que de esta forma el trabajo lo hice solo yo, ni mucho menos, Papá Crusoe siempre salía corriendo en busca del niño y se encargaba de llevarlo a la cama y ofrecerme todo lo que necesitara, me sentía muy relajada.
Es importante que a las sesiones de pre-parto vayáis los dos, siempre que sea posible. Estas clase un pequeño avance de lo que nos espera, no solo en el parto también de los primeros días de vida del bebé. Si las clases que ofrecen en el centro de salud no son completas existen centros especializados en crianza y que apoyan la LME. Nosotros optamos por sesiones de Yoga para los dos y las sesiones de nuestro centro. Nos fueron muy bien poder expresar dudas y compartir miedos y expectativas con profesionales. Papá Crusoe iba siempre con una libreta para tomar notas, graciosísimo.
En el momento del parto el papá debe estar preparado para poder expresar lo que queremos cuando nosotras no podemos hacerlo. Nosotros queríamos lactancia desde el minuto 1 y era importante que el personal sanitario lo tuviera claro, no nos importaba que no la pudieran pesar o lava. Así fue con La Niña. Papá Crusoe se encargó de recordarlo.
A los mellizos se los llevaron a la incubadora y tardamos algunas horas en verlos. Teníamos claro que queríamos dar LM y Papá Crusoe se fue a la farmacia a comprar un sacaleches, homeopatía para que me subiera la leche y fitoterapia indicada para las primeras semanas de lactancia. Me ayudaba colocar el sacaleches, me ponía compresas de aguan caliente y me daba las fuerza que yo no tenía.
Una vez en casa el papá puede hacer algo más que “ayudar en las tareas del hogar” (me cabrea oír esto cuando dan por hecho que las tareas son cosas de las mujeres). Puede ofrecernos un caldo caliente y sentarse a nuestro lado mientras amamantamos y disfrutar de ese gran momento. Puede ocuparse del baño, de los pañales, de acunar con sus brazos, vestir…de todo lo que quiera o pueda. Nosotras nos tenemos que recuperar físicamente del esfuerzo de un embarazo y un parto.
Las primeras semanas los bebes se pasan muchas horas al pecho, unos con tomas cortas, otros largas, otros se duermen sin soltar la teta, hay tantas lactancias como niños. El primer mes de los mellizos en casa me pasaba unas 10/11 horas de 24 con un niño en la teta y me encantaba. Aprovechaba las tomas para sentarme, relajarme y descansar. La Niña era muy pequeña y el tiempo entre tomas era todo para ella. Fueron meses agotadores físicamente, después de una toma de los mellizos me temblaban las piernas y ahí estaba Papá Crusoe con un buen bocata y un zumo.
Las tomas que me ponía a los dos al pecho para optimizar, me sentaba y Papá Crusoe me colocaba a los niños, uno en cada teta, cogía la cabecita y tocaba la barbilla, calculaba la posición y listos. Conoce las diferentes posiciones y eso es fundamental.
Por último, el papá debe recordar a la mamá, sin presionar, en los momentos duros porqué han decidido LM. A veces el entorno mas alguna piedra en el camino de la LM nos hacen dudar y el papá debe ser un gran apoyo para poder seguir. Si finalmente decide abandonar debe respetar su decisión.

Aquí os dejo los enlaces de donde explico mis lactancias, Una mama para dos y La mamá Robinson