¿Quién quiere compartir?

“Cariño, debes compartir con los nenes. Si traes al parque un juguete debes dejárselo a todo aquel niño, conocido o no, que te lo pida y jugar con ellos te guste o no” y seguirá un monólogo en mi mente más o menos así: Ya sé que te gusta mucho, que antes de salir has estado pensando mucho rato que juguete ibas a coger, que lo has traído para poder jugar en la arena, que con él disfrutas mucho, que lo cuidas como si fuera el único juguete del mundo…Cariño, la mamá todo eso lo sabe, pero el manual de padres políticamente correctos dice que te tengo que enseñar a compartir, eso hará de ti mejor persona y te ayudará cuando seas adulto,bla, bla, bla….Pues a partir de ya dimito de madre políticamente correcta, lo dejo, paso, me piro vampiro, ahí se queda.
Mi decisión empezó a cocerse hace unos días. Había una actividad infantil en la que los peques acompañan a un personaje que tira agua y muchos de los niños llevan pulverizadores para ir mojando al personal. Sabiendo dónde íbamos, cogimos tres pulverizadores para los niños, dos de ellos acabaron en manos de niños ajenos y el tercero lo llevaba Olivia que compartió durante mucho rato con sus amigas. Llegando a la parte más divertida vi como una niña y su madre quitaban el pulverizador a Olivia, que a punto de llorar no fue capaz de decir nada, muy consciente que tiene que compartir no articuló palabra. Muy educadamente pedí que se lo devolvieran, la otra madre me dijo que había que compartir. Respiré y tranquilamente y de manera muy didáctica expliqué que antes de salir habíamos preparado los pulverizadores con ella, habíamos dedicado tiempo a pensar dónde íbamos y qué podrían llevar, que de tres nos queda uno, y la niña lo estaba pasando muy mal. Sin saber qué decir, la pobre mujer me dijo que pensaba que era de la comparsa y por eso se lo estaban quitando. Durante el resto del día me sentí fatal. He pensado mucho sobre lo que pasó ese día y en otros en los que he obligado a mis hijos a dejar su juguete porque otro niño también lo quería.
Mis hijos saben compartir, me lo demuestran cada día. En casa nunca compramos dos cosas iguales, han aprendido a ceder y pedir lo que quieren, a veces discuten pero compartir forma parte de su vida, son tres hermanos y no tienen más opción que aprender o sufrir, de momento están aprendiendo. No son individualistas, no se lo pueden permitir, compartir implica el disfrute común y de eso saben mucho.
Así que he decidido que no voy a obligarlos a dar su juguete preferido si no quieren, confío en ellos y sé que lo acabaran dejando o compartiendo, a su ritmo y si no lo hacen ¿qué hay de malo? ¿A caso yo voy dejando mi Kindle a todas las mamas de parque que quieren leer? ¿O el móvil? Una cosa es compartir los cubitos, las palas, las pin y pon o los animales y otra obligar a Fèlix a dar su muñeco de Sully cuando está jugando tan tranquilo. Cuando mis hijos quieren el juguete de otro niño y este no se lo deja, les explico que es normal, es su juguete y tienen que respetarlo. No actuaba igual si eran ellos los poseedores, les “obligaba” a jugar con alguien con quién ellos no querían o a dar su tesoro más preciado. Esto se acabó.
A pesar de lo contundentes que parecen mis palabras no os creáis que lo tengo del todo claro, no sé si sabré hacerlo, no sé si es lo correcto.

Fue bonito mientras duró, bye-bye Madrehistérica

¿Conocéis a Madrehistérica?
Madrehistérica es un espíritu malvado que se apodera de las madres en sus momentos más bajos e intenta ganar terreno en nuestro interior. Si no es expulsado a tiempo estamos perdidas. Dice la leyenda que también existe el espíritu de Padrehistérico pero rara vez se deja vez…
Hace algunas semanas el espíritu de Madrehistérica se apoderó de mi ser. ¡De mí!  Que presumo de ser paciente y tranquila, que odio los gritos. ¡De mí! Que me mantengo fiel a mi teoría (un poco patillera y sin ninguna base científica) defendiendo que si tu hijo se cae y sales corriendo en su busca gritando ¿estás bien????? Y lo examinas palpando cada milímetro de su cuerpo el niño se pone más nervioso y llora el triple. ¡De mí! Que soy capaz de vigilar a mis tres hijos dejando unos metros de distancia, a riesgo de acabar con los ojos más despistados que Leticia Sabater o el Dioni. Pues sí, señoras y señores, Madrehistérica se ha apoderado de mí.
Todo empezó en un Macrochikipark donde nos invitaron a un cumple. Cada dos minutos perdía un mellizo de vista, uno se enterraba entre las bolas ignorando la posibilidad de ser espachurrado por sus iguales y el otro intentaba huir del circuito mal pensado para niños de 2 a 4 años. Por no hablar de la niña que se lanzó a un circuito por encima de sus posibilidades. Para resumir os diré que sudamos la gota gorda. El momento álgido de la tarde fue cuando Papá Crusoe apareció con un niño ajeno y me preguntó si era de nuestro cumple, acabé gritándole como una buena Madrehistérica algo así : Mira, chato ¿ te parece poco tener que vigilar a tres niños? Oye, que se preocupen sus padres… Me sigo avergonzando de tan cruel respuesta, era un pobre niño perdido.
Después de la terrorífica tarde en el Macrochikipark los episodios de Madrehistérica se han ido repitiendo en cada una de nuestras salidas familiares, que no ha sido pocas.
Este fin de semana fuimos al Laberinto de Horta, después de estar a punto de perder a un mellizo en varias ocasiones en medio del Laberinto y con mi corazón al borde de la taquicardia, decidimos pasar un rato en una zona infantil a la salida. Aún tengo pesadillas. La zona de grandes era muy difícil para Olivia y la de pequeños era muy fácil. Decidió arriesgar y se quedó atascada varias veces. Los mellizos decidieron tirar cada uno para un lado. Madrehistérica se apoderó de mi con más fuerza y mala leche que nunca. Empecé a gritar: Se acabó, nos vamos. ¡O estáis todos junto o nos vamos! Oliviaaaaaaaaaaaa, Fèlixxxxxxxxxxx, Nilooooooooooooooooooo. Los niños no entendían nada pero Papá Crusoe, que empieza a sospechar que Madrehistérica puede que haya venido para quedarse, recogió a los niños y nos marchamos todos a casa.
A la mañana siguiente me senté con Olivia para planear el día. Propuse paseo por la montaña y un rato de parque y ella contestó con un tono pausado y maduro : Vale mamá, pero cuando unos niños van al parque la madre no tiene que gritar todo el rato cuidado, todos juntos, no corráis…Mamá, tenemos que disfrutar, ¿de acuerdo?
De acuerdo, hija. Prometo que he expulsado para siempre a Madrehistérica de mi cuerpo. Prometo que respiraré varias veces antes de gritar. Prometo que seguiré vigilando en la distancia. Prometo que os dejaré caer si es necesario. Prometo que volveré a disfrutar y os dejaré disfrutar.

Si alguna de vosotras se cruza con Madrehistérica huid, huid, huid…..