CONECTE SU BATERÍA

Señoras y señores, llevo una semana intentando sentarme a escribir un post, leer y comentar  blogs,  pero no puedo. No doy más de mí. Estoy tecleando mientras lucho con mis parpados (se cierran…no, espera, se abren….se cierran…se abren…)
Mi madre me dice todos los días: “Hija, estas cansada,¿ verdad?” “No, lo normal”, miento.
Desde que soy madre no echo de menos casi nada. Viví una adolescencia feliz y una juventud muy intensa. Papá Crusoe y yo disfrutamos de nuestra vida sin hijos. Y formar una familia fue una decisión muy meditada. Soy feliz con la vida que tengo. Pero estoy agotada. Intento disimular y sonreír, parece que funciona. El otro día la logopeda de La Niña Robinson me dijo: “A pesar de la cara de cansada siempre derrocháis energía y buen humor”. ¿Tenemos opción? NO.
Cuando llegamos a casa del trabajo tenemos tres niños esperando. Tengo una reducción de jornada y llego pronto,  a eso de las 13h. Los Mellizos están durmiendo la siesta y a las 14 horas, aproximadamente, se despiertan. La Niña Robinson no duerme y las 15h tiene que estar en el cole. En resumen, nos queda una larga tarde por delante.
Nos gusta jugar con nuestros hijos, ir al parque o a la biblioteca, bailar, escondernos …pero también hay que hacer la cena, bañarlos, preparar mochilas, ropa….Por suerte, podemos pasar casi todas las tardes los cinco juntos, pero creo que Los Niños Robinson piensan: ¡A por ellos que son menos y cobardes! ¡Nos agotan!
Mi  energía está bajo mínimo. Llevo tres semanas sin ir a clase de Bollywood, estoy sin fuerza. Me encantaría pasar una tarde, solo una, tumbada en el sofá viendo una peli. Sin ruido, sin juguetes en el suelo, sin lavadoras que poner… ¡Con qué poco nos conformamos las madres!
Pues bien, a pesar que conseguir mi tarde de relax seria tan fácil como llamar a los Yayos Robinson y vendrían en un plis. No lo hacemos. Nunca lo hemos hecho para descansar y creo que deberíamos. Queremos pasar con los niños todo el tiempo posible, son nuestra responsabilidad, los Yayos tienen que vivir su vida, bla, bla, bla…Excusas.
He tomado una decisión:
Puedo prometer y prometo que voy convencer a Papá Crusoe para dejar a los niños una tarde + noche con los Yayos y tumbarnos en el sofá.
Pero… no entiendo una cosa. A pesar de ser consciente que lo necesito ¿por qué me siento mala madre por desearlo?

P.D.:  ¡Qué bien sienta la blog terapia! Este no es el post que tenia en mente pero es el necesitaba.

OLIVIA CUMPLE 4 AÑOS

Hoy, 19 de febrero, la Niña Robinson cumple 4 años. ¡Cómo pasa el tiempo! Hoy será Olivia, la ocasión lo merece.
Hace poco más de 4 años decidíamos que queríamos ser padres, queríamos formar una gran familia. Fue un embarazo tranquilo. Disfruté de él. Descubrí una Noelia que no conocía. Durante 9 meses canté y  bailé para ella. Papá y yo hicimos yoga, ejercicios de meditación, largos paseos…todo para que Mi Olivia se sintiera bien. Nos preparamos a conciencia parta recibirla.
Tras 3 días de parto la recibí con mis manos, nunca olvidaré su carita. Fue directa al pecho y no se separó durante horas.
Olivia llegó para enseñarnos que el amor incondicional existe. Es un amor inmenso. Inexplicable.
Me enseñó que yo no era quién creía ser. Me descubrió que soy maternal, paciente, cariñosa, alegre, optimista, responsable…Nunca antes había cogido un bebé, creerme, nunca, pero con Olivia parecía que lo había hecho toda la vida.
Me mostró un Papá Crusoe, Juan,  mucho mejor de lo que me imaginaba. El Juan paternal se  intuía pero la realidad supera las expectativas iniciales. Es un hombre entregado a su familia, cariñoso, divertido, amoroso, tolerante, un gran apoyo, no juzga…maravilloso.
Nos ha enseñado que cuando uno es padre deja atrás muchas cosas pero merece la pena, de eso estoy segura.
Durante el primer año Olivia nos facilitó mucho el trabajo, fue un bebé fácil, sin cólicos, sin mocos, sin noches en vela…
Después se convirtió en una niña alegre, divertida, cantarina y tremendamente sensible.
Cuando cumplió los 25 meses llegaron Fèlix y Nilo y ella,  haciendo gala de su gran empatía, en los momentos más duros de  nuestra vida, nos lo puso muy fácil. No hubo ni rabietas ni celos. Bueno, hubo, pero llegaron meses más tarde y fue algo anecdótico.
Hoy cumple 4 años. Se ha levantado feliz. Ha ido al cole saltando y cantando como todas las mañanas. Dice que ya es grande pero yo la veo pequeña, muy pequeña.
Un secreto…el día 16 de febrero de 2009 por la noche empezaron las contracciones y no pararon durante tres días. Papá Cruesoe estuvo conmigo sin dormir ni un minuto. Por fin llegó el momento, Olivia nació de madrugada. Papá  Crusoe estaba agotado. Después de recibir a la niña, en el paritorio, me pregunto “¿puedo cerrar los ojos?” “Claro” respondí. Apoyó la cabeza en la camilla y se quedó dormido. ¡No me lo podía creer!

Olivia con unos minutos de vida
Olivia con unos minutos de vida

FELICIDADES OLIVIA

¡No soy la Niña Robinson!

Con el carnaval me ha venido a la memoria la época en la que La niña Robinson tenia multipersonalidad. Seguro que a muchas/os os suena la película, lo llaman  juego simbólico  y a mi me volvió loca durante un tiempo.
La Niña es muy teatrera, su juego preferido es disfrazarse, de lo qué sea y con lo qué sea. Ahora el espectáculo queda en casa pero el curso pasado la función empezaba en la parada del autobús de camino a la Guarde.
Intento poneros en situación.
Mamá e hija esperando el bus. Yo digo algo y ella responde: “No soy La Niña Robinson soy Pepa Pig y tú eres mamá Pig, tienes la barriga muy gorda, como Mamá Pig”.  Miro a mi alrededor y veo a la vecina, rubia, alta y esbelta,  a una joven que va con leggins, estupenda, y a mi compañera de trabajo, con vientre plano…Me miro. ¡Dios, no sé donde meterme! Tener tres hijos en dos años me ha dejado un superávit de 6 kilos, que se reparten estratégicamente entre barriga y trasero. Mis compañeras de parada sonríen. ¡Me ha llamado gorda sin piedad¡
Nos montamos en el bus. Siento a la Niña. Empiezo a flexionar las rodillas, bajo el culo y grita: “NOOOOO….vas a chafar a Botas”. Vaya, hemos cambiado de personaje…Rectifico,  cojo a Botas y lo siento en mis rodillas bajo la atenta mirada del resto de pasajeros.
Bajamos. Estamos esperando a que el semáforo se ponga en verde. Dora la Exploradora me pide que regañe a Botas, quiere cruzar en rojo. Me giró y empiezo un discurso sobre seguridad vial dirigido a Botas (es decir, al aire). Me tocan el hombro, y escucho: “Hombre, cuanto tiempo” No me quiero girar pero lo hago, es mi amiga muerta de la risa. Le explico la situación y reímos juntas, tiene un hijo de la misma edad y la escena le resulta familiar.
Llegamos a la guarde y la educadora que abre la puerta me pregunta quién viene hoy. Respondo que hoy vengo con Dora y la Niña aclara: “No soy Dora, soy Peppa Pig y vengo con todos mis amigos. Mamá dile cómo se llaman” Ejemm, “Pasad, Susi sheep, Zoe Zebra, Rebecca Rabbit…en un rato vengo a buscaros
Pero estos días pasaron a ser una mera anécdota cuando llegó a nuestra vida Jessie, La Vaquera de Toy Story. Durante MESES fue Jessie, si la llamábamos por su nombre decía “No soy La Niña Robinson, soy Jessie”. En la guarde les pasaba lo mismo. En un acto de padres motivados compramos un sobrero de vaquero. La hicimos feliz. Salía cada día de casa con su sombrero. En Carnaval hicimos un disfraz de Jessie y fue la única niña que no iba de princesa. La Yaya Robinson fabricó una trenza naranja de lana para acabar de rematar el total look.

Mama-buzz y Jessie
Mama-buzz y Jessie

Ahora, con casi 4 años sigue disfrazándose cada día (salvo en carnaval) . Cuando se levanta se quita el pijama y aparece con un vestido de princesa o una falda de hada. Al mediodía cuando llega del cole se viste de bruja o duende. Por la tarde, antes del baño, se convierte en un tigre. Y he de confesar que nos encanta.
Sus hermanos siguen sus pasos. Tenemos un baúl, nuestro tesoro, repleto de disfraces, caseros, comprados, reciclados, con sobreros, pelucas, leotardos…El Rubio y El Moreno  sacan lo que quieren y nos lo dan para que se lo pongamos.
En Papá Cruesoe han encontrado el aliado perfecto para la caracterización, es todo un artista maquillando la cara. El set de maquillaje es nuestro segundo tesoro.
Me encanta mirar como juega e incorpora a sus hermanos al juego y les ofrece personajes al grito de “¿Quién quiere ser mi príncipe?” y ellos corren para ser el elegido.
Recomiendo a todos los padres crear el rincón del disfraz, un lugar donde los peques puedan quitarse y ponerse disfraces, ropa nuestras, sobreros, zapatos…Fomenta la imaginación, el juego colectivo y ayuda al desarrollo.
Seguro que muchos de vosotros ya tenéis este rincón ¿os funciona?

Cuatro años sin carnaval

Ya son cuatro los años que no podemos celebrar el carnaval, cuatro!!!! Esto me ha recordado un post de La Invasión Twin que hablaba de la “maldición” del puente de octubre, pues bien nosotros tenemos nuestra propia maldición. En casa de los Robinson no se celebra el carnaval, por decisión de los Srs. Virus, Embarazos, Partos y  Mudanzas.
Papá Crusoe espera con ansia esta semana, es su semana. Se ha disfrazado toda la vida, hasta que fuimos padres, claro. A mi me da más igual, pero confieso que me contagia su entusiasmo.

Hago un paréntesis para explicaros una de las situaciones más vergonzosas de mi vida.
Hace años, cuando éramos una pareja sin hijos y que se apuntaba a un bombardeo, los vecinos organizaron una fiesta de carnaval de temática “Grupos musicales de los 80/90”. Nosotros nos quedamos solo con un dato: “Años 80/90”. Todavía no entiendo la razón de la omisión del dato importante. Buscamos a última hora un disfraz  y Papá Crusoe encontró una vieja camiseta de fútbol blanca y yo un disfraz de animadora de los 60. La elección fue la siguiente: Oliver y Patty , de los dibujos Campeones,  Oliver y Benjí. Papá Crusoe iba de futbolista y yo de animadora (idea de él, por supuesto). Fue HUMILLANTE.

oliver y Paty

Nos paseábamos entre disfraces de Space grils, Micheal Jackson, Patty Smith…Para que os hagáis una idea, nos pasamos toda la noche contestado a la pregunta: “ De qué vais?” Yo me ponía roja como un tomate. A Oliver lo conocían pero quién puñetas es Patty (ni yo sabia que existía!). Opté por no probar el alcohol, error! Eso me hace seguir recordando todos los detalles de esa noche.  Estuvimos un par de horas aguantando el chaparrón y en cuanto pudimos nos fuimos sin decir adiós….Nunca más se volvió ha hablar del tema con los vecinos. Esto nunca pasó.
Cierro paréntesis.

La niña Robinson nació en febrero de 2009, el día de carnaval. Ese año estábamos felices, nos quedamos sin disfraz pero fue genial.
El de 2010 llegó en plena mudanza, teníamos que dejar la casa a finales de febrero, así que le enchufé a la niña un disfraz de flor de los chinos y los abuelos Robinson se la llevaron a pasear.
Llegó 2011, Mamá Robinson preñadísima de los mellizos y en reposo absoluto. Eso sí, fui a la guardería a recogerla y ver lo mona que estaba con su disfraz de luna que le habían hecho. No hubo disfraz familiar.
2012, la Niña Robinson salió en el desfile de la guarde, y yo, como una buena madre, fui a verla. Se disfrazó de Jessie la Vaquera (un día escribiré sobre su obsesión con este personaje). Preparamos disfraces de vaqueros para los 5 durante algunas noches renunciando a nuestro descanso, todo por nuestros hijos y  por Papá Crusoe. Éramos felices, seria nuestro  primer carnaval familiar. Íbamos al pueblo de Papá Crusoe, con todos sus amigos. Yupiiiii. Ese mismo sábado el Rubio y el Moreno amanecieron con fiebre y empeoraron durante el día. Nos quedamos sin salida familiar. Papá y Niña Robinson se fueron sin nosotros.
Estamos en 2013. Hace dos semanas que preparamos disfraces. La Niña de hada, los niños  y Papá de Robbin Hood, y yo de Hada madre. Todo muy DIY (somos muy “apañaos”) Pues no podremos ir al carnaval del pueblo de Papá Robinson.
Durante lo que llevamos de invierno los tres sólo han enfermado una vez, en octubre. Llevamos meses sin un triste moco, ni vómito, ni gastroenteritis…frescos como una lechuga.
Creo que en una asamblea nocturna en la habitación de los peques han decidido dejar entrar a los virus, a todos!! Llevan 4 días en casa  con fiebre, mocos y malestar general, una gripe de las de libro, de esas que duran unos 7 días y que hay que pasar, no se puede hacer nada.
A pesar de todo, a optimistas no nos gana nadie, y seguimos cosiendo por las noches. ¿Y si se ponen buenos por arte de magia? ¡Qué no nos pille sin disfraz!
Llevo toda la semana aguatando la lágrima, me da mucha pena ver a la Niña sin poder ir al cole y disfrutar de la semana más divertida del año. A ella le encanta pintarse la cara y disfrazarse. Quizás en un acto de mala madre buena madre, mañana administre a La Niña una dosis de ibuprofeno, le enfunde su disfraz y la lleve al cole. Quizás el Sábado estén un poco mejor y podamos ir al pueblo de Papá Crusoe a presumir de prole y disfraces. Quizás…atchús! Mierda!

Hada Niña DSC01531