INVITADA ESPECIAL: LA TíA ROBINSON

Capitulo 1. La Niña Robinson llega a mi vida

¡Hoy escribiré por primera vez en este blog! Y no sera la última porque tengo mucho que explicar, je je je… Así que aquí os dejo el Capítulo 1 de alguna de mis experiencias en esta Isla
Hace poco más de 4 años que me vi involucrada en este naufragio: ¡Los Robinson/Crusoe anunciaban que iban a ser papas! A raíz de esa nueva aventura empecé a vivir sensaciones muy especiales, ¡ahora sabría lo que sería ser tía!
Durante el embarazo de Mamá Robinson, La Niña Robinson ya daba señales de que me conocía: cuando hablaba por teléfono con Mamá Robinson ella también “participaba” en las conversaciones con unas patadas alucinantes.
Cuando nació la niña unas nuevas sensaciones y sentimientos afloraron en la orgullosa Tía Robinson: ¡Una época de aventuras se avecinaba!
A la media hora de nacer conocí físicamente a la Niña Robinson, lo recuerdo como si fuera ayer mismo: entrar al paritorio y ver a mi hermana (sí, esa que siempre decía “yo nunca tendré hijos, a mi los niños no me gustan”) de espaldas mi, tumbada. A medida que iba dando la vuelta a la camilla vi aparecer a esa personita que desde el minuto uno ocuparía un lugar muy grande en mi corazón….Mi hermana le estaba dando el pecho, con la sonrisa más maravillosa del mundo en su rostro…Pasé un día entero sin poder dormir y llorando a cada momento de la emoción.
Otra de las muchísimas cosas que recuerdo, es la hora de calmar a la niña Robinson. Cuando lloraba de bebé y no sabía que hacer para que se calmara empecé a pensar: ”a ver…si su mamá hacía yoga y ejercicios en la pelota de dilatación, probablemente la niña recuerde esos movimientos…”Así que la cogí en mis brazos y me levanté. Empecé a doblar las rodillas hacia abajo y hacia arriba (como un muelle) y asombrosamente ¡funcionó! A la pequeña Niña Robinson le gustó ese movimiento,era la única manera de calmarse sin teta. Eso si, hubo consecuencias para aquellos que hacíamos el muelle: Papá Crusoe empezó a tener dolores de cuádriceps, por no hablar de las agujetas. Pequeñas consecuencias que no tuve en cuenta a la hora de incluir este movimiento de “relajación” para la pequeña. Por suerte, La Niña Robinson lloraba poco y sólo duró una corta época. Gracias a ella fortalecimos nuestras piernas 😉

En el próximo capitulo: La familia de tres aumenta!